editorial

Un merecido homenaje

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dispuso emplazar un busto del Dr. Juan B. Justo en una estratégica ubicación de la capital argentina, homenaje que se llevó a cabo el pasado 10 de diciembre y al que adhirieron –entre otros– la Federación Argentina de Cooperativas de Consumo y la emblemática cooperativa “El Hogar Obrero”, de la que fuera fundador en 1905.

Como expresara el Dr. Arturo Vainstok –coautor de la actual ley cooperativa de nuestro país– Juan Bautista Justo, considerado “el padre de cooperativismo argentino”, fue el hombre que introdujo en nuestras tierras la teoría coherente y la práctica adecuada de la doctrina rochdaleana.

Ya en 1898 había fundado la Cooperativa Obrera de Consumos, entidad que sentó las bases para que pocos años después “El Hogar Obrero” abordara –como su propio nombre lo indica– el acuciante problema de la vivienda que afectaba a la clase trabajadora y más tarde el abastecimiento de artículos de consumo familiar, servicio este último que llegó a extender a todo el país.

Como parlamentario, impulsó la legislación cooperativa con su proyecto de 1915, que perfecciona en 1921 y 1923, cristalizándose esta iniciativa en el dictado en 1926 de la ley 11.388, primera norma orgánica específica que reguló a las entidades cooperativas.

El Dr. Juan B. Justo solía utilizar la expresión “cooperación libre” para contraponerla con la “cooperación forzada” impuesta a los trabajadores por el sistema capitalista tradicional. Pero también ratificó la validez del concepto frente al capitalismo de Estado, donde las cooperativas quedan convertidas en apéndices del Estado, o mejor expresado, del partido gobernante.

Su trayectoria también lo muestra como un destacado médico innovador y como un político guiado por ideas y principios enaltecedores de la acción cívica, lo que hace que su nombre figure en la lista de quienes más han bregado por educar y orientar al pueblo en el siempre difícil aprendizaje para el más consciente ejercicio de sus deberes y responsabilidades.

En síntesis, la decisión de la Legislatura porteña representa un merecido homenaje a un argentino ejemplar.

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nota de tapa

No llevar el estrés de vacaciones

Los días de descanso no sólo deberían servir como espacio de ocio. También podrían ayudarnos a reflexionar si el ritmo de vida que llevamos está en consonancia con lo que en realidad deseamos.

El acelerado ritmo de vida que conlleva el mundo moderno, muchas veces rayano con lo frenético, implica necesariamente un gran desgaste físico y psíquico.

Y el elevado estrés que implica no sólo puede deparar consecuencias que impidan disfrutar de las actividades diarias, sino también provocar decaimiento en el estado de ánimo, depresión e, incluso, el desarrollo de enfermedades.

En este contexto, el verano puede significar una magnífica oportunidad para poner un límite y tratar de modificar el estilo de vida, algo difícil de llevar a cabo porque implica terminar con la necesidad de ocupar sí o sí espacios de tiempo o con el afán de realizar todo lo que no se pudo desarrollar durante el año.

Para evitar que aparezcan incomodidades angustiantes (y el malestar que ello acarrea) al no sentirse activos y productivos, resulta fundamental comprender la importancia que tiene mantener el equilibrio emocional a la hora de procurar modificar situaciones de estrés diario.

Porque hay que tener en cuenta que mantener el equilibrio emocional representa para un estilo de vida saludable condición tan relevante como alimentarse de manera correcta o practicar regularmente una actividad física.

En tal sentido, no pocos especialistas en la materia recomiendan en época vacacional buscar la manera de sacar provecho a no hacer nada, restándole importancia a la planificación en detalle del día a día. 

Frente a esta necesidad de disfrutar el descanso sin fijar objetivos es menester dejarse llevar por los deseos que vayan surgiendo, ya sea pasear, dormir o simplemente comer cuando se tenga ganas.

También es necesario dejar de lado por unos días la televisión, la computadora, el teléfono celular y el resto de la tecnología a la que se apela para afrontar las jornadas laborales, así como la contestación de mails, tuits y todo lo que provenga de otras redes sociales.

Lo importante es disfrutar de las sensaciones placenteras, que ayudan a enriquecernos y alejarnos de la ansiedad. Este goce del “aquí y ahora” puede posibilitarnos un reencuentro con gustos, anhelos y deseos que hayan quedado de lado.

Estar en contacto con la naturaleza, cualquiera sea el entorno, compartir momentos en familia, leer un buen libro, divertirse con una comedia, practicar deportes por el mero hecho de relajarse o realizar manualidades, seguramente contribuirán a estimular el placer que depara saborear el tiempo libre. 

Cuando domina la ansiedad

El hecho de atravesar un aconte-cimiento peligroso o una situación de incertidumbre, puede deparar estrés, es decir, el mecanismo adaptativo que ayuda al individuo a superarlos.

Más allá de permitirle a la persona estar alerta o extremar recaudos ante la posibilidad de tener un resultado negativo, en condiciones normales este estado de ansiedad debería expirar cuando concluye el factor desencadenante.

También el exceso de actividades, lejos de mantener la mente ocupada, puede potenciar el cansancio típico del estrés y generar temores ansiosos. Desarrollar demasiadas cosas tiene el riesgo de agotar a la persona, además de frustrarla y exponerla a una sensación de desasosiego.

En vacaciones, puede darse que, frente a una posibilidad que no se concrete o una expectativa que no se cumpla, se suscite un estado de inquietud y tensión. Es más, tener desmedidas aspiraciones a pasarlo bien durante el período de descanso puede convertirse en una carga. 

Asimismo, el período de vacaciones da lugar a la realización de actividades que, normalmente, no forman parte del quehacer diario, contribuyendo en algunas personas a un estrés añadido, exacerbado por el abandono de la actividad laboral.

La ansiedad depende en gran medida de aspectos subjetivos, por lo que pueden realizarse erróneas interpretaciones viendo amenazas donde en realidad no las hay. 

Experimentar nuevas sensaciones

La mejor consideración que puede realizarse para controlar el estrés y la ansiedad durante el período vacacional es tener en claro que el descanso representa un premio a todo lo realizado durante el año, por lo que el solo hecho de no hacer nada ya resulta gratificante.

Por ello es aconsejable programar en las vacaciones actividades diferentes a las que habitualmente se realizan y que, de manera preferente, comprendan a todos los integrantes de la familia, lo que posibilitará experimentar nuevas y estimulantes sensaciones. 

Otro detalle no menor a la hora de disfrutar a pleno del tiempo libre radica en saber adaptarse no sólo a nuestro estado de salud o económico, sino a las obligaciones familiares, sin despertar expectativas desmesuradas que no se puedan cumplir. 

Finalmente, resulta relevante tomar conciencia y valorar lo que cada uno posee, en razón de que esto contribuye a un disfrute pleno. Hay que apelar al raciocinio para alcanzar un equilibrio entre la ambición de lo que no se tiene y el disfrute de lo que se posee.

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Construir un modelo alternativo en la economía mundial

La presidenta del Comité de Investigación Cooperativa de la ACI, doctora Sonja Novkovic, visitó Bahía Blanca afirmando que el mundo necesita un nuevo modelo económico que pueda contribuir a una mayor equidad. 

Sonja Novkovic nació en Pula, la ciudad de Croacia cuyas costas están bañadas por el mar Adriático en el comienzo del golfo de Venecia, cuando ese país era parte de la república socialista de Yugoslavia. Cursó la licenciatura en economía entre 1978 y 1984 en la universidad de Novi Sad, ubicada en territorio serbio, decidiendo más tarde proseguir estudios de posgrado en el este de Canadá.

Así obtuvo en 1988 una maestría en la universidad de Guelph (Ontario) y cinco años después el doctorado en economía en la universidad McGill (Montreal). 

Como en ese momento era muy peligroso retornar a su tierra natal, convulsionada por una cruenta guerra, se incorporó a la Escuela de Negocios de la Universidad de Saint Mary, que funciona en la ciudad de Halifax, capital de la provincia canadiense de Nueva Escocia, sobre el océano Atlántico. 

Desde allí realizó un largo periplo aéreo de casi 10.000 kilómetros con el único propósito de integrar el panel de disertantes de la 10º Jornada Universitaria de Entidades de la Economía Social, desarrollada a fines de agosto del año pasado en la Universidad Nacional del Sur. 

La profesora Novkovic preside actualmente el Comité de Investigación de la Alianza Cooperativa Internacional y las dos disertaciones que ofreció en ocasión de su primera visita a la Argentina, estuvieron referidas a la importancia que asumen para los investigadores los lazos de mutua colaboración entre las universidades y las cooperativas.

–¿Qué puede decirnos de esta visita “relámpago” a nuestro país?
–Para mí, confieso, es una experiencia increíble haber podido comprobar in situ la estrecha relación que existe entre la UNS y el movimiento cooperativo de la región, de la que ya tenía referencias. Sucede que muchísimas veces me he encontrado con experiencias negativas que se dan cuando los investigadores no tienen un contacto bien directo con la realidad, del mismo modo que veo un desconocimiento que por lo general existe en las cooperativas acerca de los beneficios que podría reportarles su contacto con los jóvenes investigadores. 

–¿Existe en el ámbito académico interés por investigar acerca del cooperativismo y la economía social?
–Es una tendencia en crecimiento y tiene que ver con la necesidad de revisar un modelo económico predominante que se encuentra en crisis y que parte de la base de considerar al ser humano como un individuo que sólo piensa en su bienestar y en el lucro. En distintos lugares del mundo se está avanzando en la construcción de nuevos paradigmas económicos, alejados de las teorías de libre mercado que tan nefastos resultados han tenido en las últimas décadas, generando un inédito nivel de concentración de la riqueza y el consecuente crecimiento de la pobreza y la desigualdad social.

–¿Cuáles serían los pilares de esa nueva economía que se está tratando de construir? 
–Se trata de lograr un modelo económico centrado en las personas, que tenga un crecimiento estable y sostenible, que priorice lo local sobre lo global, que reconstruya el tejido social reduciendo la inequidad, que practique la democracia económica, que utilice los recursos financieros de un modo ético y que posea poder de recuperación ante las adversidades. 

–Ese nuevo modelo económico es prácticamente la economía social…
–Pero con esa concepción de la “economía social” que aquí se entiende perfectamente y en la que las cooperativas son su locomotora. Sin embargo, en muchos países altamente desarrollados se suele utilizar el término no para designar a una economía solidaria, de base democrática, sino para incluir a toda empresa –aunque sea de carácter lucrativo– que satisfaga necesidades de carácter social. Por ejemplo, un emprendimiento capitalista que fabrique productos con materiales reciclables integraría el sector de la economía social. Por ello es que los investigadores del cooperativismo debemos participar en los distintos foros aclarando conceptos.

–En ese cometido es muy importante la labor de las universidades. 
–Por supuesto. Es necesario explicar a los alumnos este modelo alternativo en las carreras de pregrado, como muy bien lo hace la Universidad Nacional del Sur con cátedras específicas dentro de sus planes de estudio. Pero además, para esta nueva economía necesitamos investigadores que analicen profundamente los casos de cooperativas exitosas, que son muchísimos, y desentrañen los reales fundamentos de ese éxito. En este aspecto, el Comité de Investigación de la ACI (http://ccr.ica.coop) invita a estudiantes y jóvenes investigadores de todo el mundo a integrarse a una red global.

Sonja Novkovic.