JULIO 2000 ALIMENTOS Y SALUD

Dr. en Nutrición
Juan P. Peña Rosas.












DIETAS MILAGROSAS, TAN
INUTILES COMO PELIGROSAS

Tan difundidas como variadas, las dietas milagrosas sólo constituyen una pérdida de tiempo y no de peso para quienes desean restarle kilogramos a su figura. Las claves, en cambio, consisten en incorporar modificaciones radicales y permanentes en los hábitos de alimentación.

Demoliendo tabúes y desmitificando científicamente preconceptos tan erróneos como peligrosos, el médico y doctor en nutrición Juan Pablo Peña Rosas hizo alusión a los riesgos que encierran muchas "dietas milagrosas" para bajar de peso. A continuación se reproducen los principales párrafos del diálogo mantenido por el Gerente de Nutrición de Kellog’s con "Familia Cooperativa" luego de la charla que ofreciera a los integrantes de nuestro Círculo de Consumidores, en el marco del Programa de Alimentación y Salud que la Cooperativa Obrera viene desarrollando junto a la Fundación Cecilia Grierson. -Habitualmente, la población es sometida a un incensante bombardeo de información promocionando dietas milagrosas mediante artículos en revistas, videos y progapandas televisivas ¿Cuál es su opinión al respecto?

-En las dietas milagrosas la gente no introduce cambios en su estilo de vida, no come más sano, sólo hace todo lo posible para perder peso en forma violenta y en un corto período de tiempo. Esta dieta no puede mantenerse a largo plazo; entonces, hay un momento en que la concluye y luego vuelve a sus hábitos iniciales. De esta forma, no sólo recupera el peso que perdió sino que incluso termina superando el que tenía originalmente.

Solamente el 5% de quienes hacen dieta bajan de peso y lo mantienen. En la gran mayoría de los casos un tercio del peso perdido se recupera en los doce meses siguientes al finalizar la dieta y el 100% entre tres a cinco años. El problema es que el peso vuelto a ganar se suma al que tenía al principio y los kilos ganados están conformados principalmente por grasa, mientras que lo que se pierde al principio es agua, tejido adiposo y muscular.

-Entre otras cuestiones, usted propicia una ingesta controlada de calorías, actividad física y consumo de alimentos frescos, ricos en nutrientes, pero llama la atención que dentro de ese modelo no se eliminan ciertos alimentos.

-Es cierto. Las guías alimentarias de casi todos los países recomiendan una dieta variada y balanceada. No se prohiben, sólo se necesita moderar su consumo. Un plan adecuado debe permitir adaptaciones a hábitos y gustos individuales. No tenemos que pasar hambre ni estar fatigados. Debe permitirse la ingesta de 1.200 a 1.500 calorías diarias, no menos.

-En los Estados Unidos existe una tendencia a comer más sano, pero al mismo tiempo también se advierten muchas personas con problemas de obesidad. ¿Qué explicación puede dar a este fenómeno?

-En ese país más de la mitad de la población está compuesta por obesos, esto es muchísimo. Sin embargo, un tercio de las mujeres y una cuarta parte de los hombres están haciendo dieta. Hay una fiebre por el control de peso que ha estado mal enfocada. El consumidor está desinformado, las empresas han explotado la cuestión de los alimentos bajos en grasas y la gente ha interpretado que son bajos en calorías, cuando esto no necesariamente es así. A pesar de que ha disminuido el consumo de grasa per cápita, los índices de obesidad crecieron.

¿Una generación de obesos?

-Usted, en su charla, hizo referencia a los altos índices de obesidad infantil en Chile ¿Considera que esta misma situación puede estar dándose en la Argentina?

-En ese país ya está determinado que hay una epidemia de obesidad; Brasil también registra un problema similar, incluso en los niños. La Argentina, aunque no cuente con datos nacionales, parece marchar en el mismo rumbo.

-¿Cuál es la causa de este problema?

-La gente es cada vez más sedentaria y, por comodidad, consume menos alimentos frescos y compra cada vez más los que reúnen un alto contenido de grasas. La comida "chatarra" es un buen ejemplo de cómo están cambiando los hábitos de alimentación de los argentinos y de muchos latinoamericanos.

-El modelo de alimentación que Usted ¿propone tiene relación con el asiático, donde hay una baja ingesta de grasas, por ejemplo?

-La dieta asiática es rica en carbohidratos y en pescado, aunque sus alimentos no son altamente calóricos. La baja prevalencia de enfermedades cardiovasculares tiene mucha relación con la baja presencia de obesidad. En nuestro caso hay mayor prevalencia de enfermedades crónicas (corazón y cáncer) y esto está muy relacionado con lo que consumimos.

Claves para el éxito

• Controlar la ingesta de calorías

• Sustituir las meriendas por actividad física regular. Fijar horarios de comidas y no omitirlas.

• Control de estímulos: Hacer las compras después de comer, seleccionar alimentos más nutritivos y evitar los ya preparados.

• Sistema de autorecompensas: solicitar la ayuda de familiares o amigos y disponer premios.

• Automonitoreo: llevar un diario de la dieta, anotar hora, tipo y cantidad de la comida, etc. Evitar metas inalcanzables como bajar 10 kilos en una semana.

• Reconocer y evitar las dietas milagrosas. Estas promueven pérdidas rápidas de peso, limitan la selección de alimentos y dictaminan rituales específicos. Brindan testimonios de personas famosas, algunas escriben libros y sacan videos, pero a los dos años están nuevamente gordas.

• No descorazonarse cuando hay un retroceso ocasional.