Por más tecnología que se incorpore, la credibilidad va a seguir siendo el principal capital de un periodista".
La frase corresponde a Juan Miceli, destacada figura de los medios de comunicación y nacido hace 44 años en Necochea, ciudad donde pasó su infancia y donde regresa todos los años empujado por profundos lazos familiares.
"Viví allí hasta los 10 años. Estudié en la Escuela Nº 28 y mis mejores recuerdos de esos años están vinculados con el mar, con la libertad de salir a jugar después de clase, ir al parque Miguel Lillio o a pescar a la escollera".
"También pasaba mucho tiempo en el campo de mi tío Juan Pedro, donde aprendí a andar a caballo, a carnear, a saber un poco más sobre los cultivos y los animales y, sobre todo, a valorar la tierra".
-Hace 18 años que está vinculado a Artear. ¿Cuáles fueron sus primeras tareas en esa empresa?
-Entré en Canal 13 en 1991 y desde entonces pasé por todos los horarios y tareas, desde movilero a columnista, conductor y corresponsal. Tuve dos programas en TN, uno que se llamaba "La rosca de la semana" y otro de entrevistas "Kpzulla". Ahora conduzco "TN Internacional" y antes lo hice con "En Síntesis", "TN a la tarde" y "Telenoche Investiga".
-¿Había hecho periodismo antes?
-Mis primeros pasos como periodista fueron en América Televisiòn en 1989 y 1990. Después hice toda mi carrera en Canal 13.
-Su nuevo rol es el de analista de la información internacional en TN y Canal 13, pero ya había cubierto trascendentes eventos en el exterior durante la década del 90. ¿Qué anécdota interesante recuerda de esos viajes?
-Me recibí en 1987 de licenciado en Relaciones Internacionales. Pensaba seguir la carrera diplomática pero me atrapó el periodismo. En El Líbano estuvimos muy cerca de la frontera con Israel donde se vivía una situación de guerra real. Vimos bombardeos desde aviones, ráfagas de ametralladoras y tiros de cañón desde el Mediterráneo a la costa de Beirut, lo más peligroso lejos que me tocó cubrir.
-Uno de sus trabajos más recordados es la conducción de "Telenoche investiga". ¿Consideera que después de muchos años de furor, el periodismo de investigación estaría hoy un poco apagado? ¿Por qué?
-No me gusta hacer análisis de medios. Me parece que en televisiòn y sobre todo en gráfica se publican denuncias, pero parece que la gente está anestesiada y nada la conmueve.
-A principios de este año levantaron abruptamente su programa "A media mañana" en FM Milenium. ¿Cuál fue el motivo, porque no quedó claro? ¿Se trató de una decisión política, como sucedió con Nelson Castro?
-Venía arrastrando un conflicto económico y maltrato profesional por parte de los dueños de la radio y ante mis reclamos decidieron desvincularme. Obviamente ahora estoy haciendo un reclamo judicial, no sólo a Milenium sino también al grupo Am{erica porque la radio sería también de ellos, es decir de De Narváez, aunque muy bien no se sabe porque no hay transparencia en la titularidad de las empresas de ese grupo. No fue, salvo que haya algo que yo desconozca, un motivo político.
-¿Qué opina de la relación entre el actual gobierno y la prensa?
-Peor no podría ser, huelga agregar nada sobre la falta de respeto y de "constitucionalidad" de este gobierno con la opinión pública, el uso de fondos de los medios estatales y la falta de acceso a la información pública. Vergonzoso y delictivo.
-Si bien la vocación y la formación son vitales a la hora de hacer periodismo, ¿cuál de las dos resulta a su juicio más importante?
-Antes que la vocación y la formación, la honestidad, para después enfrentar con pasión y capacidad todo desafío que se presente en cualquier espacio de trabajo.
-La tecnología digital está provocando que los periodistas asuman nuevas tareas. En ese marco ¿cómo imagina que será el periodista del futuro?.
-Me parece que por más tecnología que haya, la gente necesita confiar, creer en el que le cuenta lo que pasa. Creo que caras, nombres y voces son en definitiva lo que la gente pide a la hora de buscar información. El periodista del futuro tendrá seguramente más recursos y formación, pero lo que cuenta es la honestidad de sus actos para contar lo que pasa. La credibilidad va a seguir siendo, por más tecnología que se incorpore, el principal capital de un periodista.