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Aunque opacado por las bondades de los paisajes circundantes, esta ciudad serrana goza el privilegio de contar con unos de los paseos públicos más bellos y pintorescos del territorio bonaerense.
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Si bien la proximidad de las sierras y sus arroyos de aguas cristalinas acaparan todas las preferencias turísticas, la plaza principal le confiere a Tornquist un condimento especial.
El pintoresco encanto del lugar, virtud que emana de su particular diseño, hacen que se destaque entre los más bellos espacios públicos de la región y de todo el territorio bonaerense.
Ubicada en el centro de la ciudad y atesorando en su interior la iglesia Santa Rosa de Lima, verdadera obra arquitectónica cuya piedra fundamental data de 1903, la plaza Ernesto Tornquist cuenta con un lago artificial habitado por patos, garzas, gansos y cisnes.
El origen de este paisaje lacustre, con una isla central y varios puentes, está ligado al aprovechamiento del curso de agua que alimentaba a una antigua usina eléctrica.
Su diseño resulta no menos relevante, por cuanto fue obra del ilustre paisajista francés Carlos Thays (1849-1934), quien llegó a la Argentina en 1889 y ocupó el cargo de director de Parques y Paseos de la ciudad de Buenos Aires.
Allí forestó calles, amplió y remodeló el Parque Tres de Febrero y diseñó numerosas plazas, a tal punto que al concluir su cargo, en 1913, la Capital Federal contaba con un elevado índice de espacios verdes en relación a la población de esa época, con una forestación bien seleccionada y con delineaciones de notable belleza.
La obra de Thays
En el Jardín Botánico, que él formó y donde también se domiciliaba con su familia, ha dejado reunida la flora de provincias argentinas y de otras regiones del mundo.
Amante de la naturaleza, desarrolló una cuantiosa y diversa acción profesional, proyectando para comitentes particulares parques, jardines e invernaderos, especialmente en estancias de la provincia de Buenos Aires.
También diseñó parques y paseos públicos en numerosas ciudades del interior y en paises vecinos, como asi mismo los trazados urbanos de Palermo Chico (Buenos Aires) y Carrasco (Montevideo).
El bulevar marítimo de Mar del Plata, con sus obras de ornato y paseos complementarios (1903-1909), el centro turístico Mansión de Invierno en Corrientes (1909) y el Club Hotel Sierra de la Ventana (1911) aportaron al medio rioplatense nuevos conceptos sobre la recreación y el esparcimiento a escala colectiva.
Pero su proyecto de mayor magnitud fue el Parque Nacional de Iguazú (1911), con selvas vírgenes, cataratas, paisajes naturales y un centro urbano de diseño radial.
Todos los trabajos de Thays constituyen en sintesis, piezas claves para el desarrollo de un urbanismo y de una arquitectura en función del esparcimiento y de la alegría de vivir, con preservación de los valores del paisaje y el patrimonio forestal.