MARZO 1999
Los pollos de "La Gleba"

E
n las últimos semanas no dejó de llamar la atención de los consumidores la exhibición, en varias sucursales de la Cooperativa Obrera, de un tipo de pollo especial, producido gracias a un convenio con la Universidad Nacional del Sur.

Esta iniciativa corresponde a la Incubadora de Empresas Productivas y de Base Tecnológica que la UNS constituyó en el marco del Consorcio Intermunicipal Bahía Blanca - Coronel Rosales. Y según nos explica el ingeniero Raúl Porras, secretario de Relaciones Institucionales y Extensión Universitaria de dicha casa de Altos Estudios, el programa tuvo por objeto responder al desarrollo productivo regional e instrumentar una nueva herramienta educativa.

La crianza y faena de los animales, con varias facetas distintivas de la producción tradicional o intensiva, es realizada por el Emprendimiento Educativo y Productivo Sociedad Anónima "La Gleba", una estructura creada por la Universidad en Argerich, sobre tierras de su propiedad. Pudo materializarse con los escasos recursos propios y gracias a la colaboración de los municipios de Bahía Blanca , Villarino y Coronel Rosales, junto con aportes provenientes de los gobiernos provincial y nacional.

El proceso se inició tras varias experiencias piloto, donde se testearon distintas técnicas de manejo y fórmulas de alimentación producidas por profesionales universitarios, hasta llegar a delinear un muy buen producto final. El sistema de producción se completa con otras cinco granjas particulares que trabajan de acuerdo a las pautas tecnológicas fijadas por la UNS.

"Si este proyecto, como parece ser, comienza a funcionar bien, pensamos que el movimiento generado también permitirá que productores de la zona puedan mejorar su condiciones de rentabilidad", afirmó el Ing. Porras. También recordó que el puntapié inicial de la experiencia fue dado gracias al apoyo de los dirigentes de la Cooperativa Obrera, quienes posibilitaron , con su amplia red de comercialización, afrontar uno de los principales inconvenientes.

Las principales diferencias de este sistema productivo frente al tradicional están dadas, por ejemplo, en la composición del alimento balanceado suministrado a los pollos. "Controlamos minuciosamente los ingredientes empleados y su calidad. Si nos llega un camión con cereales no aptos, lo rechazamos inmediatamente. Además, evitamos incorporar en el alimento todo tipo de elemento que no sea imprescindible".

"No agregamos colorantes -continuó Porras- sino que el color de nuestro pollo, que no es muy fuerte, está dado por el maíz de alta calidad ". Otro aspecto distintivo lo da el manejo que reciben los pollos en las instalaciones de crianza, reduciendo la cantidad de animales por metro cuadrado y dejándolos descansar en horas de la noche. También se pone el acento en el transporte del animal hasta el matadero, evitando golpes y condiciones de estrés innecesarias.

Porras explica que la presentación, con un envase estanco, marca la diferencia, al tiempo que el producto sale faenado y rotulado en fábrica. Los pollos no son congelados en ningún momento, con lo cual se asegura el mantenimiento de toda su calidad original.

"Nosotros producimos la mitad de animales que si empleásemos el sistema tradicional. Aquí se ponen menos pollos por m2 y tardamos 60 días en hacerlos crecer, cuando en la práctica intensiva y con alimentos que lo potencien rápido, se demora sólo 42 días de promedio", agregó.

Si se tiene en cuenta la escasa materia grasa presente en los pollos faenados, junto a la ausencia de agua como consecuencia de no haber sido congelados y a su comercialización libre de menudos y pulmones, podrá comprobarse un mayor rendimiento cárneo por kilo frente a las aves producidas con métodos intensivos. Obviamente, afirmó Porras, esta excelencia se traduce en un aumento de los costos, aunque no deja de recordar que en Europa y Estados Unidos este tipo de producciones sigue ganando nuevos mercados.

"La gente se encuentra en las góndolas con varias ofertas. Observa productos a diferentes precios que, eventualmente, los probará y luego, por decisión personal, verá si la diferencia del producto justifica ese mayor precio", sostiene el funcionario de la Universidad.

Los pollos de "La Gleba" se comercializan enteros o en mitades, mientras que los menudos se ofrecen en tres formas diferentes: panza, hígado y mezcla de ambas, con una presentación excelente y envases de alta calidad. La Cooperativa Obrera no sólo aporta los medios de exhibición de los productos, sino que también redujo sus márgenes de marcación para que la mercadería pueda venderse a un precio razonablemente competitivo en el mercado regional.

Por último, el ingeniero Porras anunció que el próximo paso estará dado por la producción de conejos, en asociación con cinco cooperativas que agrupan a canicultores de la región.