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LOS HOMBRES DE MAYO

Muy cercanos a los 200 años de la Revolución de Mayo, millones de argentinos siguen desconociendo el perfil de los integrantes del primer gobierno patrio, quienes -con sus aciertos y errores- nos dejaron como legado un país y también enormes desafíos.

Muchos de ellos murieron en la pobreza, casi todos vivieron por un ideal. Los hombres de Mayo de 1810 no eran perfectos ni mucho menos, pero pusieron todo de sí para legarnos un país. Y entre hombres de carne y hueso con sus miserias y virtudes, no podían faltar las "internas", aunque algunas de ellas resultaron exacerbadas por varios historiadores.
Por ejemplo, se da por sentado el conflicto entre Cornelio Saavedra y el joven Mariano Moreno, presentándolos como poseedores de objetivos diametralmente opuestos. Sin embargo, pese a sus disidencias y a protagonizar la primera antítesis de nuestra historia, hasta que la presencia en Buenos Aires de los diputados provincianos produjo la primera crisis Saavedra y Moreno compartieron solidariamente los primeros pasos de gobierno de la Primera Junta, por caso envío de expediciones al interior, desconocimiento del Consejo de Regencia, expulsión de Cisneros, destitución de los jueces de la Real Audiencia, fusilamiento de Liniers y política con Gran Bretaña.
Hay quienes aseguran que mientras Saavedra encarnaba la barbarie provinciana y los sectores conservadores del interior, Moreno era la punta de lanza de la civilización europea en estas tierras y del progresismo político y social. Las hipótesis más firmes indican que Moreno quiso eliminar a Saavedra y entonces Saavedra, al parecer, resolvió eliminarlo a él.
Pero más allá de este hecho, muchas de las contradicciones del movimiento de 1810 luego se irían desgranando en varias desventuras de la historia argentina. Hoy, a casi 200 años de la Revolución de Mayo, la memoria de esos hombres no sólo invita a la reflexión sino también a dejar atrás los errores y aprender de una vez por todas la lección. 

La Primera Junta

Al asumir sus funciones, los integrantes de la Primera Junta tenían una edad promedio de 42 años: Presidente, Cornelio Saavedra (50); Secretarios, Mariano Moreno (31) y Juan José Passo (51); Vocales, Manuel Alberti (46), Miguel de Azcuénaga (55), Manuel Belgrano (39), Juan José Castelli (35), Juan Larrea (27) y Domingo Matheu (44). 
Cornelio Saavedra (n. Potosí 15/09/1759, f. Buenos Aires 29/03/1829): Hacendado y comerciante, comenzó su carrera militar en la primera invasión inglesa. Organizó el cuerpo de Patricios y tuvo importante participación en el proceso que llevó al cabildo abierto del 22 de mayo. Al viajar al norte para reorganizar el ejército tras la derrota de Huaqui, sus opositores lo destituyeron en septiembre de 1811. Víctima de difamaciones, acusaciones y exilio, se lo declaró inocente en 1819. Ofreció sus servicios para la guerra con Brasil pero los rechazaron por su avanzada edad.
Mariano Moreno (n. Buenos Aires 23/09/1778, f. Océano Atlántico 04/03/1811): Graduado en leyes en la Universidad de Chuquisaca, retornó a su ciudad natal y en representación de los hacendados propuso el libre comercio exterior. El 7 junio de 1810 fundó la Gazeta de Buenos Ayres y ese mismo año estableció una oficina de censos, una escuela militar y la biblioteca pública, liberando de restricciones al comercio y las explotaciones mineras. Murió en alta mar mientras viajaba en misión oficial a Inglaterra, tejiéndose varias conjeturas sobre su prematura desaparición. 
Juan José Passo (n. Buenos Aires 02/06/1758, f. Flores 10/09/1833): Se recibió de doctor en jurisprudencia en la Universidad de Córdoba. Durante las invasiones inglesas, participó de la Reconquista y la Defensa de Buenos Aires. Fue secretario de la Primera Junta, integró los dos Triunviratos, tuvo activa participación en la Asamblea Constituyente de 1813 y siendo secretario del Congreso de Tucumán demostró su preferencia por una monarquía constitucional como forma de gobierno. 
Manuel Alberti (n. Buenos Aires 28/05/1763, f. Buenos Aires 31/01/1811): Doctorado en Teología en la Universidad de Córdoba, fue ungido sacerdote en 1786. Párroco de Maldonado (hoy ciudad uruguaya), cayó prisionero en la primera invasión inglesa y lo liberaron las fuerzas patrióticas, uniéndose a la resistencia. En 1808 se hizo cargo de la parroquia de Palermo. Por su condición eclesiástica votó en contra del fusilamiento de Liniers. Murió repentinamente de un infarto.
Miguel de Azcuénaga (n. Buenos Aires 04/06/1754, f. Olivos 19/12/1833): Estudió en España y a su regreso inició la carrera militar. Fue jefe de milicias y de la guarnición Buenos Aires, participando activamente en las invasiones inglesas. Se lo separó de la Primera Junta en la revuelta de abril de 1811 por adherir a las ideas del ya fallecido Mariano Moreno. Exiliado en San Juan, regresó en 1812 y ocupó diversas funciones públicas, entre ellas gobernador de Buenos Aires. 
Manuel Belgrano (n. Buenos Aires 03/06/1770, f. Buenos Aires 20/06/1820): Cursó estudios en el acreditado Colegio de San Carlos y obtuvo el título de abogado en España. A su regreso, asumió a los 23 años como primer secretario del Consulado, impulsando la educación y la capacitación laboral. Pese a su escasa experiencia bélica, la Primera Junta le asignó el comando de varias expediciones militares, en cuyo transcurso creó la bandera nacional y obtuvo importantes victorias. Participó en el Congreso de Tucumán y murió en la pobreza total.
Juan José Castelli (n. Buenos Aires 19/07/1764, f. Buenos Aires 12/10/1812): Primo y amigo de Belgrano, se recibió de abogado en la Universidad de Charcas. La Primera Junta le encargó la represión de la contrarrevolución en Córdoba y el fusilamiento de Liniers y sus seguidores. Partidario de las ideas morenistas, tras el desastre de Huaqui regresó a Buenos Aires y fue procesado y encarcelado. Paradójicamente, el llamado "orador de la revolución" murió de cáncer de lengua.
Juan Larrea (n. Mataró, Cataluña, 24/07/1782, f. Buenos Aires 29/06/1847): Llegó a Buenos Aires en 1800. Hábil comerciante, simpatizó con la causa patriótica y las ideas de Moreno, haciendo grandes contribuciones económicas para el éxito de la Revolución, como el financiamiento de la escuadra de Brown. En 1815 fue desterrado y sus bienes confiscados. Al retornar rehizo su fortuna, pero se arruinó con el gobierno de Rosas, suicidándose por no poder levantar un pagaré.
Domingo Matheu (n. Barcelona 04/08/1765, f. Buenos Aires 28/03/1831): Siguió la carrera naval y se graduó como piloto. Radicado en Buenos Aires en 1793, abrió una tienda que se convertiría en la más importante de la ciudad. Combatió en las invasiones inglesas y participó desde el comienzo en el proceso revolucionario, realizando importantes aportes económicos al primer gobierno patrio. Se retiró de la vida política en 1817 para dedicarse sólo a la actividad comercial.

¿PIRÁMIDE U OBELISCO?

-El 5 de abril 1811 el Cabildo de Buenos Aires decidió levantar un monumento para celebrar el primer aniversario de la Revolución de Mayo, desconociéndose por qué se la denominó pirámide pese a tener forma de obelisco. Su estructura fue hueca porque la premura no permitió realizarla maciza.
-En 1856 el artista Prilidiano Pueyrredón construyó un nuevo monumento sobre los 
cimientos del inicial, dejando partes del mismo en su interior cubiertas con ladrillos y argamasa. La estatua de la Libertad que lo remata es del escultor francés Joseph Dubourdieu.
-En 1912, casi dos décadas después de demolerse la Recova para unir la plaza de la 
Victoria (frente al Cabildo, albergaba el monumento) con la plaza del Fuerte (frente a la Casa Rosada), la Pirámide -cuyo peso es de 225 toneladas- fue trasladada unos 63 metros para ubicarla en el centro de la actual Plaza de Mayo.