OCTUBRE  2004   ANIVERSARIO    

 
PAN: UNA CONSTANTE EN
LA HISTORIA DE LA
COOPERATIVA OBRERA

El pan, único alimento que consumen todas las razas, religiones y culturas del mundo, dio origen a la Cooperativa Obrera y después de 84 años la entidad sigue prestándole su mayor interés.

Seis cabañas construidas con hojas y ramas. Hacia el sudeste un arreglo de piedras en forma de círculo. Arriba y entre las piedras, una fina capa de material rico en carbón y cenizas. A partir de estos elementos, hallados en un sitio arqueológico del Paleolítico en Medio Oriente, científicos norteamericanos e israelíes afirman que puede tratarse de la más antigua evidencia del procesamiento y horneado de alimentos y sostienen que los seres humanos habríamos empezado a comer masas horneadas hace entre 22.500 y 23.500 años, o sea ciento veinte siglos antes del comienzo de la agricultura.
Mucho más recientemente, el pan ha sido actor protagónico en la historia de una empresa social de los propios consumidores y factor de motivación de quienes la forjaron durante sus 84 años de existencia.
Corría 1920 cuando la población de Bahía Blanca mostraba gran preocupación por el abusivo precio del pan, a tal punto que no eran pocos los ciudadanos que sostenían que la Municipalidad debía asumir una participación activa en la resolución de ese problema, encarando la fabricación de un alimento en ese entonces de fundamental incidencia en el presupuesto de los hogares de menores recursos.
Sin embargo, no iba a tardar en llegar una iniciativa comunitaria orientada a dar alternativas más convenientes para los pobladores bahienses. Don Juan Apella, un obrero ferroviario de origen italiano que derrochaba entusiasmo, y Víctor Roque Maronna, novio de su hija, insistían en promover una solución solidaria e impulsaron la idea de crear una cooperativa de consumidores que pudiera abastecerlos de pan en condiciones más económicas.
Los cálculos de Maronna resultaban optimistas: la coo-perativa panadera podría funcionar hasta con su propio molino, si se adherían 1.000 familias que consumieran 3 kg de pan por día. Y así fue como a las 15 horas del domingo 31 de octubre de 1920, el joven Víctor Maronna declaró abierta la sesión con la presencia de 173 vecinos expresando que el objeto de la asamblea era "constituir una cooperativa ajena a tendencias políticas y religiosas, con la finalidad de adquirir trigo, molerlo, panificarlo, elaborar sus derivados y distribuir los productos entre sus asociados sin miras de lucro".
El pan resultó así el elemento que dio nacimiento ochenta y cuatro años atrás a la entonces denominada "Cooperativa Obrera, Molinera, Panadera y Anexos", entidad que se creó para dar respuesta a una sentida necesidad de la población y logró acercar a los hogares el vital alimento, generando al mismo tiempo una baja significativa en el precio del pan en toda la ciudad.

El pan Ecoop

Ese importante rol que desempeñó en sus inicios la empresa de los propios consumidores, fiel exponente de los valores y principios cooperativos, se fue repitiendo a medida que pasaron los años. Y en la actualidad, el pan –verdadero ícono de sus orígenes– vuelve a ser actor fundamental en un proyecto muy beneficioso para la prevención de la salud que la Cooperativa Obrera lidera no sólo en el país sino en toda Sudamérica.
Ha sido precisamente el pan el primero de una serie de alimentos funcionales elaborados en establecimientos propios de la Cooperativa o de terceros, en el marco de una campaña en la que se encuentra enrolada junto a instituciones científicas, autoridades públicas, organizaciones no gubernamentales y otras entidades.
Esta campaña tiene fundamento en la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, rele-vante propuesta aprobada recientemente por la Organización Mundial de la Salud que busca hacer eje en la prevención, procurando entre otros objetivos disminuir los índices de mortalidad por enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares y diferentes tipos de cáncer, que representan el 60% de las defunciones en el mundo.
El pan Ecoop y otros productos funcionales responden a las recomendaciones de la OMS de disminuir el consumo de grasas saturadas "malas" y aceites hidrogenados "trans", aumentando la ingesta de grasas insaturadas "buenas" como los omega 3, 6 y 9.
También ese documento recomienda como muy saludable e indispensable en la alimentación de las personas, el consumo frecuente de frutas y hortalizas, objetivo al cual la Cooperativa se ha sumado ofreciendo los productos vegetales sanos e inocuos BIA-CPC (Bajo Impacto Ambiental y Ciclo Productivo Controlado) y a través de campañas pedagógicas como la que está desarrollando bajo el lema "Por tu salud, 5 colores todos los días".
No debemos olvidar que la referida Estrategia Mundial también recomienda la actividad física y el antitabaquismo, aspectos que a pesar de no estar directamente relacionados con la distribución de alimentos, son parte importante de las acciones que la Cooperativa Obrera promueve en todas las comunidades donde se encuentran ubicadas sus diferentes sucursales.
Ocho décadas atrás el pan marcó sin dudas el nacimiento y consolidación de la Cooperativa Obrera. Y en la actualidad vuelve a hacer historia con un nuevo desafío que, por supuesto y al igual que en el pasado, está orientado en beneficio de los consumidores, únicos dueños de la institución.

                                                               Alberto L. Zanetti


Juan Apella y Víctor Roque Maronna, paladines de la fundación
y primeros años de la Cooperativa Obrera, época en que las
jardineras de reparto llevaban el pan a los hogares de quienes
decidieron apoyar la iniciativa solidaria.