OCTUBRE 1999
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En franca cooperación
Hoy, tras un período signado por sombras y claroscuros, las comunidades de Bahía Blanca y Punta Alta ven coronados sus esfuerzos y comienzan a delinear lo que en poco tiempo más será su zona franca, una herramienta de progreso a nivel distrital y regional.
Finalmente, luego de arduas gestiones y años de paciente espera, las ciudades de Bahía Blanca y Punta Alta ya trabajan unidas, y sobre terreno firme, en pos de un objetivo común que beneficiará a toda la región: el desarrollo de una zona franca intermunicipal.
El emprendimiento significará una importante contribución para atraer inversiones de capital, potenciar la transferencia de tecnología, generar ingresos, crear fuentes de trabajo y aumentar y promover el nivel de la mano de obra.
El pasado 31 de agosto, cuando el presidente Carlos Menem y el gobernador Eduardo Duhalde rubricaron el decreto que autoriza la localización de la zona franca Bahía Blanca-Coronel Rosales, abrieron una nueva puerta a la esperanza y marcaron un hito fundamental en el largo proceso iniciado a mediados de la década pasada.
En su parte resolutiva, el decreto establece el asentamiento de dicho ente en dos áreas: una principal en el sector de la isla Cantarelli, en proximidades de Puerto Rosales y una anexa que funcionará en la zona de El Triángulo, vecina al área anteportuaria bahiense, en las inmediaciones de Grünbein.
La primera tendrá una superficie de 500 hectáreas mientras que la restante abarcará 165 hectáreas.
En opinión del intendente de Bahía Blanca, agrimensor Jaime Linares, se trata de un proyecto intermunicipal de características inéditas en nuestro país.
“En esta cruzada, la voluntad de los dos distritos ha sido homogénea y armoniosa, por lo que está claro que, si se hacen bien las cosas, dos más dos puede dar cinco”, sostuvo.
Por su parte, el jefe comunal de Coronel Rosales, Jorge Izarra, se manifestó en igual sentido y sostuvo que la iniciativa debió ser defendida tenazmente durante los últimos años.
“Perseveramos y triunfamos porque, a pesar de que se han presentado algunos escollos y también algunos detractores, la realidad nos ha dado la razón”, expresó el intendente rosaleño.
UN LARGO CAMINO
La idea de crear una zona franca en la región se remonta 140 años atrás, cuando una normativa declaró a esta zona como puerto franco. Sin embargo, tales disposiciones nunca trascendieron los límites del papel para ser volcadas en hechos concretos.
Si bien la idea recobró fuerzas a mediados de los años ’80, recién fue en 1994 cuando comenzó a ganar mayor impulso, con una gran motivación de parte de la comunidad y sus representaciones, tanto políticas como intermedias.
En 1995 el gobernador Duhalde decidió embarcar a la provincia en el proyecto. Un año más tarde, pese a la decisión tomada por el Poder Ejecutivo Nacional al adjudicar las cuatro zonas francas adicionales en otros puntos del país, el primer mandatario bonaerense siguió bregando por la idea.
Fue entonces cuando el 25 de noviembre de ese año Menem y Duhalde firmaron en la Casa Rosada el convenio para la creación de una zona franca en un área que debería establecerse en los distritos de Bahía Blanca y Coronel Rosales.
Así, bahienses y puntaltenses veían coronados no pocos esfuerzos desplegados con la convicción de que este nuevo ente desempeñará un rol fundamental en la tarea de posicionar ventajosamente a la región frente al nuevo siglo que asoma.
El valor asociativo
Víctor Antonio Diez (*)
En lo general las zonas francas son instrumentos de política económica que en el caso de nuestro país se han articulado con la intención de que la sociedad encuentre una forma simple para intervenir en operaciones de comercio exterior, sobre todo sectores que, por su dimensión, podrían considerarse como empresas de mediana y pequeña escala.
En lo particular, en el caso que a nosotros nos compete, la Zona Franca Bahía Blanca - Coronel Rosales merece una reflexión un poco más abarcativa y que va más allá del éxito económico que tenga el emprendimiento en el mediano plazo.
Desde las páginas de "La Nueva Provincia" sostuve días atrás que el proceso de nuestra Zona Franca puede dividirse en tres etapas: legitimidad, localización y adjudicación, y que las dos primeras se habían cumplido con éxito.
Ese éxito se basó en la condicición esencial de que dos comunidades, como la de Punta Alta y Bahía Blanca, hayan sabido tener en claro en qué escalón de las prioridades se debían ubicar los antagonismos de medianera y en cuál los intereses superadores.
Ese carácter asociativo, que en este caso ha demostrado que uno más uno sea más que dos, es lo verdaderamente valorable de este episodio.
(*) Periodista del diario "La Nueva Provincia" que siguió desde los inicios el desarrollo de los acontecimientos y tiene a su cargo una página de edición semanal sobre el tema.
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 Jaime Linares intendente de Bahía Blanca.
 Jorge Izarra jefe comunal de Cnel. Rosales.
 Víctor Antonio Diez.
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