SETIEMBRE 2000 CLIMA Y SALUD







EN TIEMPO
DE PRIMAVERA

Aunque en nuestra región normalmente se hace esperar hasta los primeros días de octubre, el calendario marca el 21 de setiembre como inicio en el Hemisferio Sur de la primavera, una estación propicia para disfrutar de la naturaleza y mejorar nuestra condición física a través de un programa de ejercicios.

Se acerca la primavera y con ella los días resultan más largos, los animales silvestres salen de su letargo invernal, reverdecen los árboles y las plantas comienzan a ofrecer llamativos colores y perfumes.

Mientras tanto, la mayoría de nosotros, voluntaria o involuntariamente, comenzamos a experimentar un paulatino optimismo y un deseo de estar en contacto con la naturaleza, la misma que por cuestiones climáticas en el invierno preferimos contemplar desde un cálido ambiente hogareño.

Y es ese aumento de la temperatura, junto con la mayor cantidad de horas diarias de luz, el elemento que nos invita a disfrutar de largas caminatas o actividades al aire libre, generando también una mayor calidez en nuestros contactos sociales.

Sin embargo, en la "estación del amor", donde no sólo reverdecen los árboles sino también nuestro optimismo y ansias de disfrutar la vida, hay quienes pueden recibir estos cambios climáticos de manera negativa.

El doctor Félix Gayubo, reconocido psiquiatra bahiense, sostiene que en la clínica diaria se observan, desde una panorámica general, síndromes depresivos caracterizados por tristeza profunda y persistente, despertar precoz, pérdida de peso, variaciones diurnas y estacionales del humor (recaídas de inicio brusco en primavera y otoño).

Gayubo señala también que existe un trastorno afectivo estacional, de prevalencia desconocida, caracterizado por la alternancia regular de depresiones en invierno y estados hipomaníacos (alegría exhultante) en primavera-verano, que está ligado probablemente a los fotoperíodos.

En cuanto a las alteraciones de los ritmos biológicos, sostuvo que hay que tener en cuenta el ritmo estacional, evidente por la mayor cantidad de suicidios en primavera y otoño.

Como otras influencias metereológicas, podemos recordar el viento Norte en el Paraguay y en algunas provincias argentinas, que parece irritar a ciertas personas.

De todas formas, expresa el especialista, resulta una verdad de perogrullo mencionar que, así como los días soleados y nublados generan distintos estados de ánimo, la primavera es sinómino de optimismo y actividad para la mayoría de las personas.

Una estación del año, en definitiva, para dejar atrás el crudo invierno y avanzar decididamente hacia la constitución de mejores vínculos afectivos y sociales, junto con la iniciación de actividades al aire libre que mejorarán nuestra condición física y mental.

Cómo empezar un programa de actividad física

Si fuma o tiene sobrepeso, si es mayor de 40 años y nunca ha realizado ejercicios o existe un padecimiento crónico como enfermedades del corazón, diabetes, presión sanguínea elevada, afecciones pulmonares o trastornos renales, es necesario consultar al médico antes de iniciar un programa de acondicionamiento físico.

Los riesgos del ejercicio, según señala la prestigiosa Clínica Mayo, de los Estados Unidos, surgen de su práctica excesiva, con gran vigor y con poca actividad previa.

A continuación se detallan algunos consejos básicos si médicamente ha sido considerado capaz de iniciar un programa de este tipo:

• Empezar de manera gradual: Conviene no exagerar. En caso de tener problemas para hablar con el compañero de ejercicio durante las prácticas, significa que se está exigiendo en demasía al organismo.

• Elegir el ejercicio adecuado: Debe ser alguna actividad que genere placer o al menos que sea tolerable. De lo contrario, con el paso del tiempo se evitará.

• Ejercitarse con regularidad y moderación: Evite realizar el ejercicio al grado de provocar náuseas, mareos o falta de aliento grave. • Frecuencia: Ejercitarse al menos tres o cuatro veces por semana.

• Intensidad: Intentar llegar casi al 60 por ciento de la capacidad aeróbica máxima. En la mayoría de las personas, este porcentaje significa realizar ejercicio moderado con respiración profunda, pero sin producir sofocación o calentamiento excesivo.

• Tiempo: Establecer como meta al menos 20 o 30 minutos por sesión. Si el tiempo es un factor importante, tres sesiones de 10 minutos pueden ser tan beneficiosas como una de 30 minutos.

• Realizar siempre ejercicios de calentamiento y enfriamiento: Los ejercicios de estiramiento para calentarse ayudan a aflojar los músculos, mientras que los del mismo tipo realizados para el enfriamiento aumentan la flexibilidad.