ENERO 2002

TEMA DE PORTADA

Ya tuvimos       el curioso privilegio de vivir en el último año capicúa (1991) del milenio que pasó y ahora asistimos a la llegada del primer año capicúa del nuevo milenio y único de este siglo. Sólo resta saber si podremos gozar de la suerte que popularmente se le asigna a este tipo de cifras.

OTROS TEMAS 
publicados en la
edición Nº 1
94

(1) Portada:
El capicúa
del siglo
(2) Región:
Cálida bienvenida en
General La madrid
(3) Inauguración:
Nueva sucursal en
la ciudad de Azul
(4) Maratón:
Coronel Pringles se 
volcó a las calles
(5) Cultura:
Cierre del año en
el Coro de Niños
(6) Noticias
 

EDITORIAL

Hacia la Argentina de todos

F
rente a la evidencia de una profunda crisis que amenaza con la disolución nacional, se impone reflexionar y actuar concientemente a favor de un firme impulso constructivo capaz de sacar a nuestro país del marasmo en que se encuentra sumido.

Este intento supone un proyecto común, fruto de un acuerdo social sin exclusiones y políticamente asentado en la Constitución, de modo que cimente la unión nacional, afiance la justicia, consolide la paz interior, provea a la defensa común, promueva el bienestar general y asegure los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.

Restaurar las bases de un país sustentable con el hombre como centro y destinatario de los mejores esfuerzos requiere recuperar la idea de fraternidad, dejar atrás el egoísta "primero yo" para hacer del "nosotros" mucho más que un pronombre y convertirlo en una manera de asumir los desafíos de un mundo complicado y violento que exige recordar aquella conocida estrofa del Martín Fierro que comienza con "los hermanos sean unidos...".

Es imperioso lograr una unidad comprensiva de todas las generaciones, en la que nuestros mayores y nuestros jóvenes vuelvan a sentirse incluidos. Una unidad basada en la formulación de un compromiso ético insoslayable como forma de recuperar la confianza en las propias fuerzas para derrotar la corrupción y el desánimo.

En esa tarea las entidades de la economía solidaria han de sumarse y ocuparán una primera fila. Porque la ciudadanía sabe que seguir fortaleciendo a sus sociedades de fomento, clubes, voluntariados, bibliotecas, cooperativas y mutuales, contribuye eficazmente a hacer de la cohesión social un pilar insustituible en el deber patriótico de construir una Argentina de todos.