ENERO  2004   PORTADA    



La importancia
del sombrero

Pese a que constituye el mejor complemento de las cremas protectoras, en general, se observa una marcada resistencia a utilizar el sombrero por la mayoría de las personas, aún por aquellos que ostentan una calvicie importante, tachonada por distintas lesiones de daño solar. Cuando se investiga en el por qué de este rechazo, las razones expuestas son inconsistentes. ¿Sombrero...yo? Eh...mis amigos me van a “gastar”... No es nada “fashion”...Se vuela...Me despeino....Me queda mal.. y otro sinfín de expresiones sin mayores fundamentos. Pero ¿acaso se es tan meticuloso al elegir una presentación diferente para el cabello en cuanto a corte, color o peinado entre la amplísima variedad de la oferta existente?
Considerando que la mayor parte de los cánceres cutáneos se producen en la cara, cuero cabelludo y cuello , el sombrero a usar debe proporcionar buena “sombra” a esas regiones (incluído las orejas y la nariz). Por lo tanto no sirven la boinas, las gorras con viseras al derecho o al revés, ni tampoco el pañuelo “cuatro nudos” usado en otras épocas como emergencia en una cancha de fútbol. ¿Que se vuela? Existen cintas, cordones y elásticos para sujetarlo...
“Los niños no quieren usarlos!” Pero...papi, mami y los abuelos.... ¿acostumbran usar sombreros ?
¡Qué lejos estamos de la imagen del gaucho de nuestras pampas que usaba pañuelo anudado bajo el mentón y encima un buen sombrero con ala ancha! (el viento era el mismo o más intenso...y del agujero de ozono..ni noticias..)
El tener convicciones firmes y actuar en consecuencia, sin molestar los derechos de los demás, pero también no pensar en el “qué dirán”, evitará la formulación del “doble mensaje” que tan abrumadoramente aparece en la sociedad argentina y confunde a los jóvenes. Seamos honestamente auténticos.

Por Dra.María Isabel Casas

 


EL SOL Y SUS RIESGOS

El verano ya se muestra en todo su esplendor y su principal aliado, el sol, nos exige adoptar varias medidas preventivas para evitar que el placer se convierta en una experiencia extremadamente peligrosa.

La llegada de la temporada estival invita a tirarse al sol, a andar ligero de ropas y, en general, a disfrutar más del tiempo libre bajo la exposición directa a los rayos solares.
Si bien el plan puede parecer perfecto, el problema se manifiesta cuando se sobrepasan los límites de exposición aconsejables a la radiación de la luz solar, por cuanto esta puede convertirse en un factor de riesgo para nuestra salud.
En ese marco, hace varios años que la destrucción de la capa de ozono convirtió el placer de tomar sol que sienten los adoradores del Dios Febo en un peligro potencial, sobre todo cuando los malos hábitos pueden derivar en un cáncer de piel.
Esta patología es una de las enfermedades más comunes del mundo. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que en Europa, cada año se detectarán 250.000 casos nuevos. De todas formas, pese a que las cifras resultan alarmantes y la enfermedad es grave, se pueden tomar varias medidas para evitarla.
Lo principal es cuidarse del sol, no sólo para protegerse de sus consecuencias más dañinas, sino también para prevenir otros problemas como las quemaduras de alto grado, el envejecimiento prematuro de la piel, las afecciones oculares, las insolaciones y los golpes de calor.
Si desea broncearse sin correr riesgos debe implementar las siguientes medidas:
• Utilizar barreras físicas y reales entre los rayos solares y la piel, como la ropa o simplemente estar cubiertos.
• Usar una crema solar que le proteja tanto de los rayos UVA como de los UVB. Cualquiera que sea su tipo de piel, es recomendable usar, como mínimo, una crema con índice de protección de 20 a 30.
• Ponerse la crema al menos media hora antes de exponerse al sol.
• Repetir la operación cada dos horas, y siempre después de cada baño (incluso si la etiqueta de la crema indica que es "Resistente al agua").
• Aunque esté nublado, aunque se coloque bajo una sombrilla o se ponga camiseta, es muy importante usar el protector: una parte de los rayos solares consiguen atravesar estas barreras, además de ser reflejados por el aire y el agua.
• No exponerse mucho tiempo en los primeros días. Deje antes que la piel se vaya habituando a los rayos solares, y siga protegiéndola todo el tiempo. Muévase, mójese y nada de siestas al sol si no quiere sufrir quemaduras.
• No tomar el sol inmediatamente después de una limpieza de cutis o de una depilación, pues la piel está especialmente sensible y sufrirá más.
• Recordar que la exposición al sol es continua: también cuando se está haciendo deporte, en el jardín o caminando se está bajo sus rayos.
• La piel de los niños es más sensible que la de los adultos a los rayos ultravioleta.
• Se sospecha que bastantes tumores de piel tienen su origen en fuertes quemaduras solares sufridas en la infancia. De ahí la importancia de usar para los más pequeños una crema solar con elevado índice de protección., y no olvidarse nunca del gorro. Póngales también una camiseta seca (las mojadas pueden dejar pasar más fácilmente los rayos ultravioleta).
• Los bebés de menos de seis meses no deben exponerse en absoluto al sol directo, ya que su piel es muy fina. Hasta los tres años los chicos deberían permanecer en la sombra, protegidos con ropa fina de algodón.
• Si se descubre alguna lesión nueva en la piel, o registra cambios en lesiones anteriores, o aparece alguna mancha o se modifica algún lunar, consultar rápidamente al médico.

Cómo autoexaminarse

Más que preocuparse, es importante ocuparse del tema y efectuar una adecuada tarea preventiva mediante la realización de autoexámenes por cuanto el cáncer de piel es más fácil de combatir cuanto más temprano se detecte.
Existen dos tipos de cáncer de piel:
Epiteliomas: Son los más habituales (el 95% de los casos) y se presentan como manchas endurecidas, costras y ulceraciones que no cicatrizan de forma espontánea, ubicadas generalmente en las zonas más expuestas como la cabeza y el cuello. Es más común a partir de los 50 años, en la raza blanca y en las pieles más sensibles.
Melanomas: Tumores muy agresivos y con una gran facilidad para lanzar por el cuerpo metástasis (células cancerosas) y reproducirse, pero presentan una gran ventaja respecto a otras formas cancerígenas: su aparición es externa, de modo que se hace visible desde el primer momento y puede detectarse rápidamente.
Se manifiestan en forma de manchas o lunares con un aspecto asimétrico (bordes irregulares y mal definidos), un color uniforme y cambiante, y un diámetro superior a un centímetro que tiende a aumentar.
Si se detecta en fases iniciales, se cura en un 90% de los casos; una rápida detección es fundamental. Nada mejor para ello que la exploración, de uno mismo o con la ayuda de una persona de confianza.
Cuando se opta por la autoexploración, conviene desnudarse frente a un espejo para observar el cuerpo entero, ya que el melanoma puede aparecer también en zonas no expuestas al sol. Frente al espejo, se inspecciona toda la parte anterior del cuerpo (cabeza, tórax, abdomen, brazos, manos y piernas) y después la parte posterior, para lo que se necesita un espejo de mano auxiliar. Por último, observaremos las partes laterales del cuerpo, la entrepierna, los pies (incluidas las plantas) y el cuero cabelludo.
Si aparece alguna mancha con las características descritas, debemos acudir inmediatamente al médico.

Conociendo al sol

Una exposición a los rayos del sol con la intensidad y tiempo adecuados, habitualmente tiene efectos beneficiosos para el organismo humano, por cuanto favorece la síntesis de Vitamina D y fortalece los huesos, efecto que se alcanza con unos pocos minutos (10) de exposición de una pequeña parte del cuerpo; aunque en la mayoría.a de los países con buena tecnología de los alimentos la vitamina D ya viene incorporada a los mismos.
Dentro del espectro solar, las radiaciones tienen diferentes longitudes de ondas que se miden en nanómetros (nm) y se distinguen los rayos infrarrojos (800 nm), la luz visible (400 nm) y los rayos ultravioletas (UV) que son los causantes del daño solar.
Entre estos últimos, los Ultravioletas A (UVA) de 320 a 400 nm que están presentes durante todo el día, penetran más profundamente en la piel y generan los cambios que darán origen al envejecimiento y cáncer cutáneo.
Los rayos Ultravioletas B (UVB) de 280 a 320 n) que resultan menos frenados por la atmósfera entre las 11 y las 16 hs y son los responsables del enrojecimiento y las quemaduras, produciendo también envejecimiento y cáncer.
Las cantidad de radiaciones recibidas se van sumando a lo largo de toda la vida, por eso cuanto a más corta edad se comience con las exposiciones, tanto más se acumulará, con lo que el riesgo de padecer cáncer será mayor.
Estas radiaciones ultravioletas, una vez filtradas por la capa de ozono,antes de llegar a la tierra, favorecen la vida. Sin embargo, el debilitamiento de la capa de ozono, situada en la estratósfera (entre 10 y 50 kilómetros de altura), debido a la emisión de contaminantes, provoca, año tras año, un aumento de la temperatura de las radiaciones ultravioletas y, por ende, del riesgo de lesiones en las personas.
Una exposición continuada de la piel a una radiación ultravioleta puede dañar su material genético y provocar la aparición de males tan graves como el citado cáncer de piel y las cataratas, e, incluso, si la dosis solar es muy alta, afectar al buen funcionamiento del sistema inmunitario que defiende al organismo de posibles infecciones.
Llegado a este punto, cabe señalar que la fuerza y efectos de estos rayos ultravioletas dependen, entre otros factores, de la época del año en que nos encontremos. Si bien el riesgo a una elevada radiación se hace patente desde septiembre hasta abril, es en los meses de enero y febrero cuando se mide la máxima intensidad.

En distintos ámbitos

Mar: Las consecuencias dañinas de los rayos ultravioletas aumentan con el reflejo: un 15% en el agua y un 12% o más en la arena. Los días nublados el 90% de los rayos ultravioletas es capaz de atravesar las nubes y actuar sobre la piel.

Ciudad: La acción del sol es similar a la que tiene en el mar, exigiendo las mismas precauciones, es decir, no tomar sol entre las 11 y las 16.

Montaña: Cada 300 metros de altura el poder de los rayos ultravioletas aumenta un 4% y cuanto más al norte vayamos, este porcentaje también crecerá.