MARZO 2003   ENTREVISTA    


Marta Nassif de Colamarino.
 
UNA PARTICULAR
VISION SOBRE EL DIA INTERNACIONAL
DE LA MUJER

La licenciada en periodismo Marta Nassif de Colamarino considera que el 8 de marzo, jornada instituida como el Día Internacional de la Mujer, es la mejor prueba de la discriminación a la que es sometido el sexo femenino.

Marta Nassif de Colamarino tiene 58 años. Nacida en San Luis pero licenciada en periodismo por el Instituto de Periodismo de Córdoba, se radicó en Bahía Blanca en 1970, ciudad donde conduce el programa "Detrás de las Noticias", que se emite todos los sábados por FM Manantiales. En diálogo con "Familia Cooperativa", la cofundadora de Identidad, agrupación con veinte años de trayectoria dedicados a brindar aportes culturales a la comunidad, abordó distintos aspectos vinculados con la realidad de las mujeres en la Argentina y el mundo.
– ¿Cómo ve a las mujeres de nuestro país?
– Sobrecargadas de responsabilidades y sobrecargadas de problemas e incertidumbre. Las mujeres hemos recorrido un largo camino y estamos compitiendo paso a paso con los hombres. Digo que estamos sobrecargadas porque la sociedad es la que nos está llevando a esto. Hoy en día, como vivimos preocupadas por los demás, por la familia, eso nos lleva a que agachemos la cerviz y con tal de ayudar a los nuestros aceptemos trabajos por una remuneración ínfima, aunque esto, claro, también pasa con los hombres.
– ¿Y cuáles son sus principales miedos?
– Las mujeres de mi edad, que estamos próximas a ser abuelas, tenemos miedo por nuestros hijos, a quienes vemos sin capacidad de sueños y de utopías, atorados porque les han sacado todo. Aquellas mujeres que son maestras y se preocupan por sus alumnos también tienen miedo por ellos, porque los ven descorazonados y desesperanzados, incluso algunos estudian porque no tienen otra cosa qué hacer. A las más jóvenes les interesa seguir una carrera, pero también les preocupa el futuro de sus hijos, que son pequeños, y confían en que, cuando lleguen a adultos, este país haya mejorado. En realidad, estamos mal porque las mujeres, no sé si es un error, solemos pensar más en los otros que en nosotras mismas.
– ¿Está de acuerdo con que el 8 de marzo sea el Día Internacional de la Mujer?
– No, para nada,. Es algo terrible y me molesta bastante. El hecho de instaurar este día es la mejor demostración de que la discriminación existe porque cuando se destaca un día, suele hacerse para aquellos a los que nadie les presta atención. Por ejemplo, no hay un día del hombre porque ellos siempre han sido importantes. Pero quiero aclarar que no estoy hablando en plural o en nombre de todas las mujeres porque yo no represento a nadie, todo lo que digo es a título personal y como fruto de mi propia experiencia.
– Imagino que tampoco debe compartir el cupo femenino dispuesto en las listas de candidatos políticos...
– Claro, como tampoco que las mujeres nos tengamos que jubilar antes que los hombres. Los derechos y las obligaciones deben ser las mismas. ¿Acaso no somos iguales?. Lo del cupo es una discriminación positiva, es decir, una argucia del lenguaje. Dicen que por algo había que empezar, pero aún así no se cumple porque las mujeres no nos vamos a meter fácilmente en política. Nosotras solemos hacer otro tipo de política, sobre todo aquella vinculada a lo social, a lo comunitario o a lo maternal. Además, las mujeres no estamos dispuestas a que nos destrocen como se destrozan los hombres, con calumnias, con acusaciones....
– ¿Se considera una feminista?
– Sí, y no tengo miedo en decirlo, pero soy una feminista en el sentido exacto y académico de la palabra, que quiere decir preocuparse y ocuparse por las personas de su sexo, lo que no implica dejar de lado al otro. De hecho, estoy casada y tengo tres hijos varones. Mi feminismo no es contra nadie.
–¿Por qué piensa que la mujer es discriminada en la Argentina?
– Las argentinas, especialmente, no estamos tan discriminadas como las de otros países del planeta. Yo digo que aquí somos sutilmente discriminadas. Nos ponen como secretarias o como floreros de adorno y jamás en cargos importantes. Además, para que ocupemos un puesto de importancia debemos ser brillantes, mientras que a los hombres no se les exigen las mismas condiciones. También esta discriminación se advierte en los chistes. Ellos suelen hablar muy mal de nosotras, pero cuando sucede al revés se arma un lío terrible, no lo toleran.
–Bueno, pero los hombres también han cambiado. Hoy son muchos los que, por ejemplo, lavan los platos y cambian pañales.
– Me parece fantástico mientras no lo hagan sintiendo esas tareas domésticas como algo descalificador. Ya era hora de que los hombres se maternizaran y que compartieran los roles de la casa. En esto debe haber un equipo y todo matrimonio es una sociedad.