MAYO 2003   SOLIDARIDAD    

Sentido agradecimiento
de un familiar

Muchas veces en el aula, al hablar de los derechos y deberes del trabajador, he deslizado un concepto popular quizá perdido: "Amar lo que nos da de comer". Corren tiempos difíciles y no siempre hay motivos para querer y defender a las personas o instituciones empleadoras.
Hilda Briongos amó y valoró a "su Cooperativa Obrera" siempre. Y tuvo muchas razones para hacerlo. Fui testigo de su alegría responsable cuando por los años cincuenta era cajera en la ex-Ferroviaria y algún sábado por la tarde me llevó y me dejaba calladita acomodar las moneditas. Años más tarde sería modelo de respeto y eficiencia atendiendo a los proveedores en la administración de calle Belgrano. Muy buena compañera, cercana y amable.
Se jubiló honrada por haber pertenecido a la Cooperativa y era fácil hacerla enojar cuando alguien, conociéndola, le criticaba con picardía a "la Coope". Quienes la frecuentaron saben que no tenía más familia que sus hermanos, a los que cuidó y asistió mientras vivieron. Hilda quedó sola y con $ 159 de jubilación para afrontar la vida. A ella, como a tantos trabajadores de nuestra Argentina, le resultaba imposible vivir dignamente con esa suma. Qué satisfacción y orgullo cuando la Cooperativa Obrera le asignó desde el Fondo Asistencial al Personal Jubilado $ 348 mensuales en bonos para que alcanzara a reunir un ingreso justo. Ello le permitió vivir estos últimos años asistida y cuidada.
El 11 de marzo, luego de luchar con muchas complicaciones de salud, falleció. Estuve a su lado especialmente en su enfermedad. Me conmovió que en su agonía muchas veces nombró “la Cooperativa”. Fue algo muy importante en su vida y esa relación fue recíproca.
Creo profundamente que la gratitud es uno de los valores más hermosos del ser humano. Es por eso que en nombre de mi querida tía tengo el deber de manifestar mi más sincera gratitud.
Nora Jarque de Privitello

 

 
LA COOPERATIVA
Y SUS JUBILADOS

Hace quince años, las autoridades de la Cooperativa Obrera entendieron que debía otorgarse un reconocimiento material a quienes brindaban toda una vida de trabajo al servicio de la institución y así nació el premio al personal que se jubila, gratificación especial que es concedida al cese de la relación laboral en proporción a la antigüedad acumulada.

Tiempo después y con el propósito de paliar los estragos que la hiperinflación y políticas económicas insensibles produjeron en los haberes previsionales, la Cooperativa estableció un Fondo Asistencial para el Personal Jubilado a través del cual entrega mensualmente un complemento en vales de compra a más de medio centenar de ex-empleados de la entidad.

Los más recientes

Elidia Chamba (diciembre 2002), Rubén R. Tello (febrero 2003), Ricardo N. Colombo y Concepción D. Macalusso (marzo 2003) fueron los últimos empleados que renunciaron a la Cooperativa Obrera para acogerse a su jubilación.


Esta sede, ubicada en Chiclana 627, de Bahía Blanca recibe
la frecuente visita de quienes se jubilaron en la Cooperativa.