SETIEMBRE 2001   REGION    



 
TRES CIUDADES,
TRES DEPORTES
Y UNA MISMA ALEGRIA

Estudiantes de Olavarría, Huracán de Tres Arroyos y Olimpikus de Azul cosecharon meritorios galardones deportivos para regocijo de los habitantes de estas tres ciudades bonaerenses en las cuales la Cooperativa Obrera presta sus servicios.

Olavarría se proyectó a toda América

El equipo de básquetbol de Estudiantes supo construir en un par de años -a la altura de las épicas gestas de los Hermanos Emiliozzi por las rutas argentinas en el TC prehistórico, y del paso de Loma Negra por los campeonatos Nacionales de 1981 y 1983- su sitio dorado en la historia del deporte olavarriense.
Hoy no faltan las discusiones sobre cuál de éstos fue el suceso más importante a los largo de la última centuria en el deporte de la ciudad. Lo cierto es que Estudiantes se metió definitivamente en la conversación, casi a la velocidad de un rayo.
Esta historia comenzó a principios de los ‘90 en las competencias regionales, bajo el eslogan “Estudiantes, el equipo de la ciudad”, pero los iniciadores jamás pensaron que se podía llegar tan lejos. Tanto, hasta transformarse en el equipo de básquetbol más importante desde el Río Grande, en América del Norte, hasta Tierra del Fuego.
Pensar que la angustia de perder la categoría persiguió a Estudiantes hasta el final en sus primeras dos campañas ligueras, y no hace tanto de ello, pero todo cambió con la llegada en 1998 de un joven y ambicioso entrenador bahiense: Sergio Santos Hernández.
El "Oveja" tardó apenas un año para diseñar un equipo a su medida: explosivo, agresivo y lindo para mirar. Entonces las expectativas giraron bruscamente en Olavarría.
Los habitantes de esta ciudad dejaron de rezar para que su equipo mantenga la categoría y empezaron a pensar que no era un imposible pelear el liderazgo con Atenas de Córdoba. Después, los resultados fueron mucho más allá de lo imaginado, y la fiesta en Olavarría (en el gimnasio y en las calles) también, gracias a estos cinco campeonatos ganados entre mayo del 2000 y junio del 2001: dos Ligas, un Panamericano, una Liga Sudamericana y una Copa de Campeones.
Estudiantes provocó en corto tiempo un sabor de boca demasiado agradable como para que se vaya así nomás. Prolongarlo en el tiempo no es una misión excluyente para los dirigentes albinegros, sino para toda la ciudad de Olavarría.
                                                             Gustavo Pardo

Sueño cumplido en Tres Arroyos

Sobre fines de 1998 comenzaron a encadenarse una serie de sucesos deportivos que tuvieron como fundamental protagonista al primer equipo de fútbol del Club Huracán, a partir de su participación en la primera fase de un ya remoto Torneo Argentino B. Con el correr de esa odisea, signada por más éxitos que fracasos, Tres Arroyos comenzó a sentir identificación con ese equipo -cuya base principal se mantuvo a lo largo de tres años-, su cuerpo técnico y sus dirigentes, los que con trabajo, seriedad y mucho de humildad, comenzaban a tejer una historia grande.
Tres largas temporadas de duras competencias, algunos retoques en el plantel, el cúmulo de experiencia que se iba logrando y el ida y vuelta con la gente que cada vez se daba con mayor fuerza, fueron dejando al alcance de la mano un sueño que, como tal, en un comienzo parecía casi imposible de conseguir.
A mediados de este año, en nuestra ciudad se vivía la "fiebre del fútbol" y en la calle, por sobre todas las cosas, se hablaba de Huracán.
Es que Tres Arroyos quería tener trascendencia nacional como esta ciudad lo soñaba: a través de una buena noticia y no con desgraciados sucesos como el asesinato de la pequeña Nair Mostafá allá por fines de 1989. Y Huracán tenía esa posibilidad al alcance de su mano.
La tarde del 15 de julio logró el ascenso a la Primera B Nacional -el segundo escalón del fútbol argentino- y consiguió que todo el país deportivo hablase de ello. Tres Arroyos -por Huracán- pasó a ser una de las potencias futbolísticas de la provincia de Buenos Aires y la gente, con sumo orgullo, se hizo partícipe de esa fiesta hasta niveles insospechados.
El tiempo y el trabajo honesto le dieron a la ciudad la inconmensurable alegría de poder ser, tal cual como lo había soñado.
                                                                       Juan Alba

Olympikus pintó la noche de Azul

"El voleibol hizo vivir a los azuleños una fiesta inolvidable" titulaba el diario "El Tiempo de Azul" su edición del pasado 28 de abril, buscando sintetizar la emoción que se vivió en toda la ciudad ante la conquista por parte del representativo local -Olympikus Azul- de la Liga Argentina de Voleibol 2000/01.
De tal forma la jornada del viernes 27 quedará en la historia del deporte azuleño, que como toda ciudad del interior bonaerense vibra ante la victoria de sus representantes, en este caso preparados y dirigidos por un hombre que, como Jon Emili Uriarte, supo ganarse la imaginaria carta de "ciudadanía azuleña" que otorga por el cariño engendrado y firma con la tinta del reconocimiento, del amor al trabajo y a la dedicación, toda una comunidad que lo apoyó y lo acompañó, al igual que a sus dirigidos, en todo momento y lugar.
Olimpykus Azul pintó la noche de Azul, porque en esa noche tan especial no hubo lugareño que se sintiera al margen de la conquista. Unos expresando con su nutrida presencia en el gimnasio la alegría con cánticos y festejos de todo tipo, otros aunque sea a la distancia sintiendo la satisfación de una conquista legítima y merecida. El festejo concretado en la Plaza San Martín (la principal de la ciudad) motivó el asombro de los enviados de la "prensa grande" que desplegó frases como "En Azul el voley ocupa el centro de la escena" o "En Azul no hay tribuna que dé abasto a tanto público". Si quisieron reflejar el suceso que la conquista significó para esta ciudad, damos fe que lo lograron.
                                                                  Mario Vitale